jueves, 10 de abril de 2014

Un anillo de diamantes brilla en el Cosmos



Miércoles, Abril 9, 2014 - 11:51
Parece un anillo de diamantes en el espacio, una joya cósmica, pero en realidad se trata de la nebulosa Abell 33, que forma una ilusión óptica junto a una estrella en el espacio. Esta espectacular imagen, que recuerda a una sortija con un diamante engarzado, se captó con la ayuda de uno de los telescopios más grandes del mundo situado en Chile, el Telescopio VLT (Very Large Telescope) del Observatorio Europeo Austral.
De hecho, la capacidad que tiene este telescopio para obtener imágenes de objetos celestes lejanos ha ayudado a capturar esta «reliquia estelar situada a unos 2.500 años luz de la Tierra.
Desde el desierto chileno de Atacama, uno de los mejores lugares de la Tierra para explorar el Cosmos, se ha observado este fenómeno óptico que ha surgido por pura coincidencia. En realidad, la estrella HD 83535 está a medio camino entre la Tierra y la nebulosa planetaria Abell 33.
Lo que más ha sorprendido a los astrónomos ha sido no sólo que coincidan ambos fenómenos estelares en la línea de la mirada sino que la nebulosa planetaria, también llamada PN A66 33, tiene una forma inusualmente simétrica.
«Lo sorprendente de Abell 33 es la maravillosa simetría circular de la gran burbuja de gas en expansión», cuenta Rafael Bachiller, Director del Observatorio Astrónomico Nacional. «La mayoría de las nebulosas planetarias están deformadas por el efecto de vientos irregulares, por el movimiento propio estelar, o por 'inhomegeneidades' en el medio en el que explotaron», explica.
«La alta simetría de Abell 33 indica que la nebulosa se produjo en un episodio único y relativamente rápido. Sin embargo, examinando con atención la parte central de la nebulosa se observan algunas irregularidades que indican que, aunque el contorno es perfectamente circular, la nebulosa no es perfectamente esférica, sino que puede tener la forma aproximada de un barril visto a lo largo de su eje mayor», añade Bachiller.
La nebulosa planetaria surge a partir de la explosión de una estrella, y el residuo estelar que queda es una «enana blanca», una estrella moribunda de poca energía situada en la región central de la nebulosa. En esta imagen, tal y como explica Bachiller «la estrella está realmente un poco desplazada del centro, posiblemente debido a su movimiento tras la explosión que dio lugar a la nebulosa».
La nebulosa PN A66 33 es tan solo uno de los 86 objetos incluidos en el «Catálogo de Nebulosas Planetarias»creado por George Abell en 1966. Abell también rastreó el cielo en busca de cúmulos de galaxias, recopilando el catálogo, con unos 4.000 cúmulos, tanto en el hemisferio norte como en el hemisferio sur del cielo.
- Fuente: Erbol

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