Ya era noticia conocida que el nuevo emprendimiento de Steven Soderbergh – autodenominado como “el hijo de puta con más suerte que puedas ver” – trataba acerca de cautivar al mercado de consumidores de alcohol norteamericano con el singani boliviano.
Pero es ahora cuando recién vemos toda la puesta en escena de la campaña de marketing que pretende convertir a los residentes del país del norte en adictos al “brandy de las montañas de los Andes”. En una entrevista de la revista Slate a Soderbergh, este revela que invirtió (invierte y seguirá invirtiendo) muchísimo dinero y tiempo (quedó también contabilizado el tiempo que dedicó a beber singani) en la puesta en marcha de su empresa importadora y distribuidora de singani que tendrá su sede en Manhattan, Nueva York.
De momento, su lanzamiento al público se hará esperar pero ya existe una lista de “early adopters”, entre bares y hoteles, donde ya se puede saborear y comprobar los efectos del singani boliviviano.
El Singani es oriundo de Bolivia, producido a partir de una variedad de uvas esenciales que llegó con los conquistadores españoles, quienes, después de dejar la civilización Inca en ruinas, refrescaron sus almas con un poco de vino sacramental. Pero ahí, por el año 1500, los comerciantes comenzaron a hacer un aguardiente tan brillante como las riquezas de Potosí; y en 1825, cuando Bolivia declaró su independencia, este licor fue proclamado como el licor nacional de forma orgánica. Algo similar a lo que el pisco representa para Perú, así la estrella de Hollywood presenta al singani, su singani.
La historia de Soderbergh y el singani comienza en 2007, en España, junto a Benicio del Toro y al cineasta boliviano, Rodrigo Bellott; cuando este último abrió una botella de singani en una noche de fiesta madrileña.
Soderbergh recuerda que tres cosas le llamaron poderosamente la atención acerca del singani: Se podía beber “en las rocas”, te dejaba en un “buen lugar” con poca dosis y al día siguiente te sentías bien.
Es así que poco después de aquel primer vaso, Soderbergh contactó con Casa Real, y en 2010, después de que el gobierno estadounidense le “matara” a impuestos, logró llenar la despensa de su domicilio en Nueva Jersey con 250 cajas de “singani 63”.
A partir de este punto, el director de Traffic y Kafka decidió montar su empresa importadora de singani, pero reconoce que “ponerse él mismo a cargo de una importadora de licor es como tener George Clooney corriendo en un dormitorio de chicas”. Por esto mismo contrató a profesionales que se encargaran del aterrizaje del singani boliviano en el mercado estadounidense. De momento el objetivo es tratar de que el singani penetre en la cultura norteamericana y usar al mercado neoyorquino como trampolín y que así el negocio se vuelva escalable e interese a socios potenciales, explica el Soderbergh en la entrevista en Slate.
De momento ya recibió el primer jalón de orejas de parte de su equipo de markenting cuando trato de imponer el eslogan: “This shit will fuck you up” algo así como “Esta mierda te emborrachará”, y ahora repiensa otro eslogan que pueda quedarse dando vueltas en la cabeza de la gente. De momento, ya ha colgado en la página oficial de Extension 765 (nombre con el que comercializará el singani Casa Real personalizado: “singani 63”) la receta del famoso chuflay, aunque con algunas modificaciones que puedan seducir a Nueva York.
fuente: Economía de Bolivia
fuente: Economía de Bolivia
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