La huelga, en contra del "ajuste, la inflación y la inseguridad", se siente principalmente en Buenos Aires y su área metropolitana por la adhesión a la protesta del sector de los transportes y las medidas de fuerza puestas en marcha por los gremios en los principales accesos a la capital.
En rueda de prensa, el jefe de Gabinete del Gobierno argentino, Jorge Capitanich, aseguró que los organizadores del paro "pretenden sitiar los grandes centros urbanos" con "un gran piquete nacional", en referencia a los 40 cortes y bloqueos de vías establecidos en todo el país.
"Esa es una metodología a la vieja usanza del medioevo. En la Edad Media los señores feudales impedían el acceso a la población. No hay lugar para la barbarie ni para medidas que conspiran contra el libre ejercicio del derecho de huelga de los trabajadores", afirmó Capitanich.
El jefe de Gabinete aclaró que, sin embargo, "el derecho a huelga es un derecho consagrado en la Constitución y me parece completamente legítimo su uso", aunque, precisó, que "lo que no se puede hacer es impedir el libre ejercicio de ese derecho".
Desde primera hora de la mañana, las vías de entrada a la capital están cortadas, principalmente el acceso por la autopista Panamericana, donde los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes terminaron con dos personas heridas y un detenido.
Todas las líneas de tren están paralizadas, así como los autobuses de corta y larga distancia y el metro.
Tampoco despegaron hoy los vuelos de Aerolíneas Argentinas y Austral, ni los de la chilena LAN y otras compañías privadas que operan en los principales aeropuertos del país, según confirmó en declaraciones a una radio local el titular de la Asociación de Técnicos Aeronáuticos (APTA), Ricardo Cirielli.
Entre las exigencias de los gremios destacan mejoras salariales por encima del 40 % y un aumento del salario exento del pago de Ganancias, un impuesto sobre la renta que pesa sobre los trabajadores que ganan más de 15.000 pesos mensuales (1.875 dólares) en Argentina.
La última huelga general convocada en Argentina, en noviembre de 2012, tuvo un alto seguimiento y paralizó gran parte del país.
EFE
Fuente: El Deber
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