La Comisión de
Investigación de la ONU para Corea del Norte publicó hoy un extenso
informe en el que constata masivas y sistemáticas violaciones de
derechos humanos que alcanzan el nivel de crímenes contra la humanidad,
como privación de alimentos, ejecuciones sumarias, desapariciones
forzosas y tortura.
El
documento, basado en testimonios de más de 240 personas, prueba que
Corea del Norte se estructura con un sistema de castas conocido como
"songbun", que otorga a sus ciudadanos un estatus en base a razones
ideológicas y políticas, y en función de la consideración social
recibida, disfrutan o no de derechos fundamentales.
En el informe se incluye una carta del presidente de la Comisión,
Michael Kirby, dirigida al líder norcoreano, Kim Jong-un, en la que le
recuerda que como máximo responsable de todo el aparato del Estado debe
asumir la responsabilidad de estos crímenes, de los que existen amplias
evidencias para ser llevados ante un tribunal internacional.
"La gravedad, escala y naturaleza de esas violaciones de derechos
revela que en Estado no tiene parangón en todo el mundo contemporáneo",
según la comisión, establecida por el Consejo de Derechos Humanos en
marzo de 2013.
En el
detallado informe, de más de 400 páginas, la ONU documenta de forma
inédita un gran número de "atrocidades indescriptibles", basado en
testimonios de primera mano de víctimas y testigos.
Entre los crímenes contra la humanidad, acusa a las autoridades
norcoreanas de "exterminio, asesinato, esclavitud, tortura,
encarcelamientos prolongados, violencia sexual, abortos forzosos,
privación de alimento, desplazamiento forzoso de poblaciones y
persecución por motivos políticos, religiosos, racionales o de género".
El informe prueba que entre 80.000 y 120.000 prisioneros políticos
están en estos momentos retenidos en cuatro grandes campos, donde son
privados deliberadamente de alimento como forma de control y castigo y
sometidos a trabajos forzosos".
"Estas atrocidades cometidas contra los reclusos ahí retenidos por
razones políticas recuerdan a los horrores que los estados totalitarios
del siglo XX", precisa el informe.
Las violaciones a la libertad de movimientos y residencia es una manera
de discriminación basada en el sistema "songbun", que considera la
lealtad al líder del país el baremo para permitir a los ciudadanos vivir
y trabajar en localizaciones más favorables.
Por ejemplo, la distribución de comida da prioridad a aquellas personas
que colaboran con la supervivencia del régimen de Kim Jong-un.
También se da "una total negación" de los derechos de libertad de
pensamiento, conciencia y religión, además de los de expresión,
información y asociación, subraya el documento.
En su lugar, existe un potente aparato propagandístico y de
adoctrinamiento que garantiza la obediencia ciega al líder e incita al
odio nacionalista hacia otros Estados y sus nacionales, especialmente
hacia Corea del Sur.
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