El cochabambino promedio tiene 38 años, es bachiller, no tiene empleo remunerado, valora la democracia, participa en elecciones como votante, pero le interesa poco la política. Este perfil fue presentado ayer durante la segunda jornada del tercer Foro Regional Cochabamba 2014, organizado por Los Tiempos, Ceres, Ciudadanía y la UCB.
El perfil del cochabambino fue presentado por el panelista Daniel Moreno, quien, junto con Gonzalo Vargas, realizó un perfil social, político e ideológico del cochabambino en base a encuestas levantadas por Ciudadanía a fines de 2013 sobre una muestra de 600 personas en el área metropolitana de Cochabamba.
En el evento, Moreno consideró además, la posibilidad de referirse a la cochabambina, tomando en cuenta que las mujeres son el 51 por ciento de la población.
Su ingreso familiar oscila entre 2.000 y 2.500 bolivianos, tiene todos los servicios básicos en casa, pero no posee lavadora ni microondas. Tiene una computadora, pero no acceso a Internet.
En una escala del 1 al 7, se podría decir que el cochabambino valora la democracia en un 4,8 y declara sentir poco o ningún interés por la política (2,2).
El cochabambino o cochabambina promedio no se identifica con algún pueblo indígena, consume noticias diariamente, pero ignora quién es el diputado de su circunscripción. La mayoría se declara del centro, aunque hay una ligera inclinación hacia la izquierda. Moreno, sin embargo, al cruzar las respuestas sobre sus valores ideológicos, encasilla al cochabambino como progresista no autoritario. Las otras categorías son: progresista autoritario, conservador no autoritario y conservador autoritario.
Conservadores
Por su parte, el análisis de Vargas concluye que en Cochabamba quienes se definen de izquierda o de derecha develan valores considerados conservadores.
Quienes en la encuesta se autodefinen como de derecha valoran la igualdad, la seguridad nacional por encima de la privacidad (por ejemplo, apoyan espiar llamadas) o incluso de los derechos humanos; apoyan la posición de considerar la homosexualidad como un delito y están a favor de la castración para los violadores.
Los de izquierda, relativizan el valor de la democracia, creen que sólo deben cumplirse las leyes que son buenas, no están de acuerdo con que el Estado sea el responsable del bienestar de los ciudadanos o que éste deba generar empleo, y creen que, para evitar conflictos sociales, la mujer debe quedarse en casa en lugar de participar en política.
Justicia y derechos
En la segunda jornada del debate, se expusieron las ponencias de Marlene Choque, Jean Paul Benavides, Jean Pierre Lavaud y Lourdes Zabala, sobre derechos humanos, la justicia indígena y comunitaria, la violencia y la violación.
El énfasis del debate fue marcado por las encuestas de Ciudadanía, además de otras firmas, que demostraran la casi total falta de confianza de los cochabambinos en la justicia ordinaria y en las instituciones del Estado, razón por la cual mucha gente buscaba su propia justicia, a la que llamaron “comunitaria” y que suele estar muy identificada con el linchamiento, una posibilidad que es ilegal y que no está contemplada ni siquiera como nombre en la Constitución Política del Estado.
Lo que sí se contempla es la justicia originaria indígena campesina, cuyos alcances aún se debaten pese a que ya está marcado el deslinde jurisdiccional.
También se condenó el hecho de que muchos de los encuestados echaran la culpa de las violaciones a la forma de vestir de la mujer, más aún tomando en cuenta que esta respuesta la dan tanto hombres como mujeres.
http://www.lostiempos.com/diario/actualidad/local/20140226/al-cochabambino-promedio-no-le-interesa-la_246324_537237.html
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